Refiriéndose a la cartuja de Val de Cristo Joaquín Vivas cita que esta se puede blasonar de tener cinco reyes como fundadores: Don Pedro IV de Aragón, su hijo Don Juan de Aragón, Don Martín de Aragón, Doña Mª de Luna y D. Martin Rey de Sicilia, hijo de estos últimos, rey de Sicilia. Pero de todos ellos el pilar básico de la fundación es Martín I.
Era Don Martín el segundo hijo de Pedro IV de Aragón y Leonor de Sicilia, de la que tuvo cuatro hijos Juan, Martín, Alfonso y Leonor. Martín nació en el año 1356 quizás en Gerona o Perpiñán. Se sabe que la niñez de Don Martín se desarrolla de forma paralela a la de Don Bernardo Cafabrega, joven de noble abolengo, que se hallaba al servicio del Rey Don Pedro como paje, personaje en quién Don Martín confiaría toda su vida y que influyó posteriormente en el Infante para la construcción de la cartuja de Val de Cristo, Bernardo de Cafabrega entró a pertenecer a la orden Cartuja cuando el Infante D. Martin contaba cartorce años éste le visitara continuamente en la cartuja de Scala-Dei incrementando así su afición por esta Orden monástica.
Pedro IV concertó el matrimonio de su hijo Don Martín, con Doña María de Luna el matrimonio se celebró en Barcelona en el mes de junio del año 1372, pasando a ser Don Martín a través de la dote de María de Luna, Conde de Luna y Señor de Segorbe y más tarde Conde de Jérica, título que le fue concedido por Pedro IV.
Hacia el año 1375, tras las muerte de la reina Doña Leonor de Sicilia, Don Martín y Doña María de Luna dejaron la corte y pasaron a vivir en Montblanc (Tarragona) donde un año mas tarde nació Don Martín el único hijo de los cuatro que tuvo Doña María de Luna que le sobrevivió, los otros tres Infantes eran Jaime, Juan y Margarita y todos ellos fueron enterrados como veremos mas adelante en la Iglesia Mayor de esta cartuja de Val de Cristo cuando las obras fueron terminadas.
En 1380 fue nombrado por su padre Vicario General del Reino de Sicilia, contaba entonces Don Martín con 24 años de edad y su vida se desenvolvía entre sus palacios de Montblanc, Valencia, Jérica y Segorbe.
A principios de 1383 tuvo Don Martín, a través de un sueño, una visión del Juicio Final y tomándola como aviso del cielo le indujo a fundar inmediatamente la cartuja, proyecto que había ido retrasando debido a sus escasos medios económicos para tal empresa.